Sonido
Si pudiésemos entender a Melancholia como una danza entre
dos cuerpos que sin tocarse realizan el más bello acto sexual, lograríamos
vivir en carne propia el desarraigo carnal y superficial que nos refleja la
gran obra del maestro alemán Richard Wagner.
Tristán e Isolda, es el soporte que contiene a esta ópera, pieza que sin duda dota a Melancholia de un triste y bohemio romance que vaga entre lo dramático y simbiótico, la vida y la muerte, el dolor y el placer, usada con tanta sobriedad que se la interrumpe todo el tiempo para llenar lo que “falta” en el plano, atronadora, y volver cósmico lo que no es más que un cuento mínimo que se ríe con dulzura de la muerte.
Tristán e Isolda, es el soporte que contiene a esta ópera, pieza que sin duda dota a Melancholia de un triste y bohemio romance que vaga entre lo dramático y simbiótico, la vida y la muerte, el dolor y el placer, usada con tanta sobriedad que se la interrumpe todo el tiempo para llenar lo que “falta” en el plano, atronadora, y volver cósmico lo que no es más que un cuento mínimo que se ríe con dulzura de la muerte.
El fragmento elegido, tiene la particularidad poética de
tener un narrador omnipresente a través de la ópera, no cuenta con diálogos,
tampoco se oyen foleys, solo basta con una pacífica catarata de espeluznantes
imágenes de carácter surrealista que se impone ante nuestra visión aventándonos
a una pintura impresionista del siglo XIX, y allí se instaura la música,
solemne, el Preludio Vorspiel de Tristán e Isolda, dando vida a cada uno de los
grises colores, saturando cada accionar por sobre el temor metafísico, dando
volumen a la luz, a los cuerpos, a la acción humana de mirar, como si cada
cuerda de los doce violonchelos y dieciséis violines acariciaran nuestro
rostro, como si cada bocanada de aire sobre los dos clarinetes y tres fagotes
empujaran la pantalla hacia lo más profundo de nuestras retinas, dejando en
conjunto, un poema del más bello movimiento circular entre dos cuerpos que vibran plenos y
radiantes.
Arte
La paleta de colores está compuesta por la siguiente gama:
Estas cuatro escenas están
compuestas predominantemente por colores cálidos que van oscureciendo
notablemente en el correr de las escenas. Los colores cálidos expresan cierto
acercamiento hacia los sentimientos o emociones de los personajes que
protagonizan los distintos planos de la secuencia. La mezcla de los cálidos con
el negro parece llevar al espectador hacia un sentimiento más profundo, algo
que pareciera estar desequilibrando la armonía interior de los personajes.
En la primera escena, se centra a
los personajes en medio del plano, dejando una profundidad de campo en la que
podemos visualizar que se trata de un campo de golf. La gama de colores es casi
del todo verde, con algunos detalles en amarillo, y sobre todo hay mayor
luminosidad en el plano. Esto, junto con el leve y lento movimiento de los
personajes, logra expresar un mundo interior como deteniéndose en tiempo, es
decir, como si ese momento se estuviera deteniendo por algún motivo que aún
desconocemos. El personaje además va hundiéndose en el suelo y va dejando
huellas en el camino, mientras abraza al niño.
En la segunda escena, la gama de
colores oscurece bruscamente. Ilumina solamente el caballo que cae en cámara
lenta al suelo. Pareciera hundirse como aquellos pies de la escena anterior,
denotando un hundimiento o abatimiento de las fuerzas. Sigue con el leve y
lento movimiento en el plano, centrando nuevamente las miradas hacia aquello
que se está cayendo.
En la tercera escena vuelve a
centrar al personaje que se encuentra más iluminado y una profundidad de campo
más oscurecida. Apenas se logra visualizar aves alrededor de la mujer.
Y en la última escena, vemos los
tres personajes distribuidos en el plano, uno en el centro y los otros hacia
los costados con más luz que el resto de la escena. Hacia el fondo se puede
visualizar en el cielo y sobre las cabezas de los tres personajes: el planeta
Melancholia sobre la novia, la luna sobre el niño y el sol sobre la mujer. Podríamos
decir que son Justine, Leo y Claire respectivamente. Justine, está bajo
depresión porque no pudo continuar con su matrimonio con Michael. Ella está
debajo del planetaMelancholía en este plano y vestida de novia podríamos
deducir que es un mal presagio.
Montaje
Esta parte del prólogo está
marcado por escenas inconexas dándonos un tipo de montaje expresivo, creativo;
donde prima la interpretación claramente intencional con sus planos largos.
El ritmo es lento, cada escena casi
detenida forman cuadros estáticos con apenas movimiento, esto aporta un
dramatismo tal habiendo una unidad imagen/sonido entre la acción del movimiento
y la música de fondo.
Fotografía
El prólogo de
Melancholia se encuentra caracterizado principalmente por la atemporalidad que
maneja, un efecto de cámara lenta nos muestra el accionar de los personajes de
manera fluida, pero sólo dejándonos ver una porción de las diferentes
situaciones. Funciona, de esta manera, como una ventana que nos dejará apreciar
breves instantes de la vida de Justine, Claire y Leo. Es apreciable también una
tendencia a la iluminación dura y directa, dejando definidas sombras alrededor
de los sujetos y objetos del decorado, y un uso casi continuo de dos fuentes
principales, justificadas gracias a la luna y a un suceso fundamental para la
trama del film: Un planeta errante se
encuentra en trayectoria de colisión con la tierra. Esta iluminación se nos hace
presente al ver a Claire huyendo con su hijo Leo en brazos dejando trazos de
sombras detrás de ellos al mismo tiempo que los árboles que se encuentran más
atrás no respetan la misma direccionalidad para proyectar sombras, están siendo
iluminados por una fuente de luz diferente. Más adelante observaremos a Justine
en una posición que nos llevará a pensar en Jesús en la cruz, rodeada de un
enjambre compuesto por variedad de insectos cuyo aletear se aprecia de manera perfecta gracias al lento pasar del tiempo, a
la captura de cientos de fotogramas por segundo, al
mundo interior de nuestra protagonista que busca una pausa. Justine se ve iluminada fuertemente de ambos costados, ¿por Melancholia y la Luna? ¿Qué ilumina esos árboles sobre el fondo?, esta incógnita da su respuesta en el próximo plano. Justine, Leo, y Claire, cada uno se encuentra bajo un astro diferente, Melancholia, la Luna y el sol respectivamente, tienen un andar casi imperceptible bajo la iluminación de las tres fuentes de luz que finalmente nos son reveladas, tres astros que definirán el rumbo del film. Cada fuente proyecta sombras respetando su direccionalidad, los
personajes son recortados del fondo mediante una iluminación trasera, la residencia se hace presente en un contraluz invadido por una luz de amanecer. Finalizamos con una imagen de gran peso, la cámara se fija en la tierra y deja apreciar la velocidad de Melancholia, un gigante del cual solo podemos apreciar media cara mientras amenaza con alejarse pacíficamente del pequeño planeta cuyo destino está por cambiar drásticamente.
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